martes, 17 de enero de 2012

Y regresé ¿que tan emocionados están?

La gente que me conoce domina que si para algo tengo talento es para “meter la pata” y hacer a la gente sentirse incomoda. Hace unos días por ahí un amigo al que quiero mucho (no le digan porque lo va a poner insoportable) me dijo que yo tenía el síndrome de Tourette, para los que no sepan que es: es prácticamente no tener un filtro de lo que piensas y dices. A mí me pasa que de una oración de 5 palabras 4 son groserías en una combinación muy graciosa. ¿Quieren un ejemplo? Yo diría algo así “que pinches chingados te importa si putas digo groserías cabrón”, o también hago cosas sin pensar si a alguien le va a molestar.
Un jueves mientras “hangeaba” con mis amigas, se asomo al lugar donde estábamos el perfecto ejemplo de un “geek”, bueno, ni los personajes de “The Big Bang Theory” son tan “geeks”. El punto es que me impresiono de tal manera que hice que todas voltearan a ver al curioso personaje que había entrado, el se sintió incomodo (obviamente) y se fue. Una de mis amigas dijo “no, no lo puedo creer voy a salir a verlo”, fue, se asomo y regreso impactada de haber encontrado el estereotipo perfecto de un “nerd” en persona, mi amiga regreso con nosotras y dijo “seguro el pobre es virgen”. Obviamente yo no me iba a quedar con la duda de si el curioso sujeto alguna vez en su vida había destilado amor, entonces dije “le voy a preguntar”.

Claro que si, la misma cara que ustedes están poniendo en este momento, es la misma cara que hicieron mis amigas, entonces, baje las escaleras lo pare en seco y le dije “oye, disculpa mi interrupción pero eres el estereotipo perfecto de un cerebrito, bueno al grano, eres virgen” el respondió haciéndose  el “cool” pues obviamente era la primera vez que una mujer le hablaba, “¿qué me das si te contesto?” le dije: “seguro perder la virginidad no…pero puedes salvar a los de tu especie” entonces me contesto que no era virgen y yo subí con mis amigas, claro, muy orgullosa de su vida sexual aparentemente satisfactoria, ya si el otro llego a su casa a llorar o no ya es otra cosa. Y nada… ahí me quedé.  

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