miércoles, 19 de octubre de 2011

Y de personas ingeniosas...

No sé si es por el ambiente en el que me desenvuelvo, la carrera que estudie o solo tengo mucha suerte pero me toca tener a mi alrededor a gente que me inspira a seguir adelante de la forma muy divertida, resulta que donde trabajo, hay justo 4 personas de las que soy muy fan, les dedicare un blog a cada una pero hoy toca hablar de el personaje que se sienta justo  atrás de mi y es la segunda persona más ingeniosa que he conocido en mi vida, siempre nos sorprende con cosas nuevas y muy graciosas.
Ayer por ejemplo me regalo un pequeño frijol saltarín pintado como tortuguita, pero además media un centímetro y se movía, yo estuve toda la mañana observando muy entretenida a la tortuguita, luego le trajo a otros compañeros, los mismos frijolitos pero pintados como una Catarina y una ratita.  Los puse a hacer competencias (muy lentas), les puse obstáculos y hasta los grabé, ya sé que no suena tan interesante pero de verdad me entretuvo un buen rato. Esta mañana cuando llegue “Picolina” (la tortuguita) estaba sin cabeza y con una narco manta junto, sentí feo cuando la vi sin cabeza, pero la verdad me dio mucha risa la mini nota adjunta.

Ocurrencias como estas @mr_chadmoreno tiene miles, por ejemplo últimamente le dio por grabar a su abuelita, es una señora de edad avanzada muy tierna y él le hace videos, ya sé que se escucha como la peor persona del mundo pero de verdad a mi me da mucha risa, tiene uno de su abuelita confundiendo el sándwich con un teléfono, tiene otro donde la abuelita se queja porque le duele la lengua;  resulta que confundió un jabón con un chocolatito y se lo comió. En fin tiene toda una serie de videos en donde la señora se ve hermosamente tierna, verlos te produce esa sensación de risa pero a la vez sientes feo, (adjunto video).

En realidad a veces no sé porque soy tan su fan,  se la pasa tonteándome por no saber nada de política. Es fan de López Obrador (que creo que es su único defecto)  y es intensísimo para exponer puntos de vista, en la oficina nos llevamos como maridos, nos insultamos todo el tiempo y nos molestamos, la gente viene solo a vernos pelear porque les parece de lo más divertido.

Yo en realidad agradezco tener gente así en mi vida, que llenan mi día con ingenio y siempre me sacan una sonrisa, sin importar lo triste que este, me escucha (por muy estúpidos que le parezcan mis problemas) y siempre tiene un cigarro para mi, todo el mundo debería de tener un compañero de trabajo como el. Y nada, ahí me quedé…

miércoles, 5 de octubre de 2011

Y los quince años…

Hace mucho, mucho tiempo que no asistía a unos quince años, de hecho pensé que ya no se usaban, no recuerdo a nadie de mi generación que haya tenido una fiesta formal, de esas con baile y chambelanes.

El viernes pasado mi prima hermana cumplió sus 15 primaveras “que le dicen” y nos invitaron a toda la familia a asistir a tan memorable evento. Para ser honesta, a mí no me gustan nada esas cosas pero igual fui al chisme. ¿Por qué no? Al principio estuvo muy raro, creo que el orden de las cosas fueron de la siguiente forma: primero fue el Vals, seguidito por el pastel y luego la cena.
Todo pintaba para que me aburriera mucho cuando aparecieron mis primos lejanos que no veía desde  pequeñitos, son de esos teens que sabes que van a llegar a ser presidentes, con un carisma impresionante, súper adaptables, guapos y  simpáticos. Platicando un rato con ellos decidimos hacer una apuesta; el sacaba a bailar a una amiga de la quinceañera y yo sacaba a bailar a quien él quisiera, me señalo al escogido y yo como mujer decidida que soy llegue con toda la seguridad que te da un micro vestidito con el escote súper pronunciado y tacones, le pregunte “¿bailas conmigo?”

El chico en cuestión, ni siquiera me volteo a ver y respondió  “NO”
No respondió un: “no gracias, o, es este momento no, o, no bailo”. Me contesto: “NO”

Regrese obviamente con el ego en el piso y todos en la mesa esperaban el chisme, claro que cuando les conté todos se rieron mucho, menos mi mamá, que con toda la autoridad que le confiere decidió ir a saludar a unos que conocía de esa mesa y de paso ¿por qué no? Reclamarle al tipo este no haber querido bailar con su hija. Hay mil cosas que se le agradecen a una madre,  que nos de la vida por ejemplo, que nos enseñe a contar es un gesto increíble, pero que se pare a reclamarle a alguien que no quiere bailar contigo ¡NO! Y nada, ahí me quedé…