Y si de reírse de situaciones se trata tengo conmigo a 2 personas que son perfectas, me molestan todos los días y se burlan de situaciones delicadas. Como cuando mi gato se cayó de la ventana, que me sugerían ponerle capa, o cuando corte con mi novio que hacían recreaciones de los momentos en los que nos topábamos y me ponían de fondo la canción de ”los años maravillosos” (with a little help of my friends / Beatles).
Así que como verán que se burlen de mi me da un cupón para molestarlos con cualquier situación que les pase a ellos y también a vengarme de la forma en la que me parezca correcto, al final “soy niña” y mis hormonas lo abalan. El que siempre es víctima de toda mi ira es mi compañero de trabajo Rene, el tiene un poder para sacarme de quicio en un segundo así que al pobre le ha tocado de todo, como; recibir un par de cepillazos en la cabeza luego de hacerme llorar o tirarle un café caliente encima cuando me hizo una broma que no me pareció. El mejor de todos mis arranques de furia fue cuando fuimos a una fiesta (porque si, lo quiero muchísimo y es la persona más divertidas del universo) estábamos conviviendo, me hizo enojar con algún comentario y me pareció buena idea escupirle en su bebida, cosa que a muchos les pareció muy grosero y si, tal vez lo fue, pero como justificación validísima tengo que la fiesta era de barra libre y podía solo dejar esa bebida y tomar otra sin ningún costo, es más yo misma le regrese una nuevecita.
También tengo detalles muy lindos con el pero los odia porque si, como es bien sabido, a muchos les gusta que los traten mal. Tiene pegado en su pared un dibujo que detalladamente le pinte con gises de colores donde estamos él y yo agarrados de la mano (cosa que el detesta), mi gatito (soñando en suicidarse) y muchas más cosas sin sentido. También le pegue (a fuerza) en su pared un lindo poema que yo misma le escribí, claro que estas cosas no las valora. (ver material adjunto)
La cosa es que paso la vida molestando a la gente, así que merecidísimo tengo que me toque bullyng a mí en algún momento y si así se cobran los miles de momentos de risa que tengo a la semana por molestar, entonces no hay pedo, lo pago… y nada, ahí me quedé.